Close your eyes, imagine.

Close your eyes, imagine.

domingo, 2 de marzo de 2014

Apagué el móvil, aquel aparato al que tantas sonrisas había lanzado, y el que con tantas lágrimas había empapado, y salí a fumarme un cigarro.
Era una ironía que fueses tú el que me animase a dejar algo que mataba, algo que hacía consumirte como su ceniza. Pero amor, no te dabas cuenta de que eras tú el que me ahogaba los pulmones mucho más que esa nicotina.
Era tarde, pero que importaba ya. Pasé de intentar no dormirme para hablar contigo a desear el sueño para dejar de pensar en ti.
Ojala todo esto no hubiese pasado. Ojala no te hubiera conocido nunca. Ojala mis pulmones siguieran respirando dentro de un cuerpo vivo.
Cada vez que cierro los ojos un recuerdo tuyo pasa por mi cabeza, y créeme cuando te digo que pestañeo muchas veces al cabo del día.
Quizás nunca llegarás a oír, ni a leer estas palabras, pero si algún día llegaras a saber de ellas, quiero que sepas que sí, aún seguiré sintiendo todo esto por ti. Da igual si las lees mañana, o dentro de 30 años, sé que siempre será así. Porque amores que matan, nunca mueren.
Y en realidad era así, me matabas más que aquel jodido cigarro que siempre me apagabas para cambiármelo por un delicado y dulce beso, de esos que siempre se interrumpían por sonrisas. No te dabas cuenta de que tú eras mi droga, mi vicio. Mi puto e incansable vicio.
Ahora todo acabó. Se fue el verano, y con él, tú. Dejando días fríos, oscuros, sin nada.
Sigo intentando levantarme de la hostia que me di, pero cada vez que lo intento, un recuerdo tuyo me deja K.O. Estoy tan rota que corto. Me dejaste hecha pedazos. Me dejaste y me dejé, y ahora, ya no sé como juntar todos esos pequeños e innumerables trozos que formaban parte de mí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario